La Leishmaniosis canina es una de las enfermedades más temidas y graves que pueden afectar a todo tipo de razas de perros, pudiendo incluso llegar a provocar la muerte en los peores casos si no se coge a tiempo y se consigue administrar el tratamiento adecuado.
Se trata de una enfermedad provocada por la picadora de un mosquito conocido como flebótomo, que está infectado por un parásito de tipo unicelular denominado Leishmaniosis. Por lo general, estos mosquitos suelen ser hembras que necesitan sangre para conseguir la maduración de sus huevos y que tienen en los perros a sus vÃctimas preferidas.
El proceso comienza cuando el mosquito pica a un cachorro, infectando su sangre y provocando en el interior de su organismo una serie de sÃntomas que acaban dejando el estómago de los pobres animales repleto de parásitos que poco a poco comenzarán a actuar.
Son dos los diferentes tipo de Leishmaniosis que suelen afectar a la mayorÃa de perros:
- La leishmaniosis cutánea, que afecta principalmente a la piel.
- La leishmaniosis visceral, que se caracteriza por la afectación de diferentes vÃsceras, normalmente el hÃgado y los riñones.
Principales sÃntomas
Los principales sÃntomas que suele ocasionar la leishmaniosis canina están relacionados directamente con la pérdida de pelo, especialmente por las zonas cercanas a los ojos, a la nariz y a las orejas. Esta pérdida de pelo suele llegar acompañada de una importante reducción de peso, asà como de heridas tanto en la cabeza como en las patas.
La cruda realidad nos muestra que muchos de los perros afectados acaban falleciendo a causa de la leishmaniosis, ya que se trata de una enfermedad muy perjudicial y que avanza a un ritmo vertiginoso, por lo que en muchos casos aunque se lleve a cabo un tratamiento, no se realiza a tiempo.
La época en la que más casos de leishmaniosis canina se diagnostican es en verano, concretamente entre mayo y septiembre, cuando el calor desempeña un papel protagonista, aunque el peligro está presente durante todo el año.
Prevención de la leishmaniosis canina
Aunque todavÃa no se ha obtenido ningún remedio para acabar con la leishmaniosis canina, sà que se pueden llevar a cabo diferentes tratamientos de prevención con los que tratar de reducir las posibilidades de ser afectado.
Por lo general, los tratamientos suelen ser a través de fármacos diseñados especialmente para combatir esta enfermedad, que se centran en reducir los riesgos de contagio a través de la administración de una serie de proteÃnas extraÃdas directamente del propio parásito, con el objetivo de que el organismo pueda ir haciéndose a ellas y aprenda a detectarlas y a combatirlas. Sirve para que de alguna manera el organismo aprenda a defenderse.
Existe una vacuna contra la Leishmaniosis que se debe aplicar periódicamente a nuestro más fiel compañero (el veterinario te informará de todo lo que debes saber), asà como otros productos de aplicación externa como collares, sprays y pipetas.
También serÃa recomendable para reducir todavÃa más las posibilidades de infección que el animal no duerma en el exterior, ya que cuando más actúan los mosquitos es por la noche, asà como realizar controles sanguÃneos una vez al año.
Tratamiento
Si empiezas a observar cómo tu perro poco a poco muestra sÃntomas de una posible infección, llévalo al veterinario para salir de dudas, y en caso de ser asÃ, comienza con el tratamiento lo antes posible.
Una vez allÃ, el veterinario realizará un análisis de sangre y, si lo estima oportuno, también cogerá una muestra de la médula ósea para examinarla y comprobar el nivel de gravedad.
Si se logra detectar a tiempo y comenzar con el tratamiento en las primeras fases de la enfermedad, hay muchas posibilidades de que el perro pueda llevar una vida sin ningún tipo de problema. Eso sÃ, debes tener en cuenta que, aún cogiéndola a tiempo, la enfermedad nunca se cura definitivamente, teniendo que visitar al veterinario regularmente durante el resto de su vida para poder prevenir una posible recaÃda.
De modo que el tratamiento se centra en tratar, pero no en curar como tal, ya que la leishmaniosis canina es una enfermedad que no se puede curar totalmente.
Tiene una duración aproximada de entre dos o tres semanas, dependiendo del grado de afección, pero no hay que olvidar que el parásito siempre se mantendrá en el animal.
Es un tratamiento que resulta costoso, pero que es totalmente necesario para tratar de poner solución a una de las enfermedades más perjudiciales que pueden darse en el mundo canino. No obstante, desde aquà queremos tranquilizar a la población ya que, aunque con efectos devastadores, se trata de una enfermedad muy atÃpica.
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